Hoy, 16 de octubre, celebramos el Día Mundial de la Alimentación y queremos aprovechar la ocasión para hablar sobre alimentación, ya que en esta época del año tenemos que prestar más atención a lo que comemos.
En otoño es muy frecuente que surjan determinadas enfermedades como resfriados y gripes. Y es que, los cambios bruscos de temperatura y el hacinamiento son factores claves que favorecen el contagio y el desarrollo de enfermedades infecciosas. Por ello, debemos optar por alimentos que proporcionen calor a nuestro cuerpo, más ricos en calorías, ya que las bajas temperaturas aumentan las necesidades calóricas y por tanto el consumo de alimentos.
Debemos tener en cuenta que la edad adulta es una etapa de la vida donde la alimentación juega un papel importante, debido al riesgo de desnutrición. Por ello, creemos que es tan importante hablar sobre ello y ponerla en valor.
Cómo influye el frío en el organismo de los mayores
En la edad adulta se dan cambios en la composición corporal que influyen en la interacción de los nutrientes-fármacos que afectan a la capacidad de metabolizar los lípidos y el metabolismo proteico.
Además, las bajas temperaturas disminuyen los sistemas naturales de defensa, viéndose afectado el sistema endocrino, la secreción de la hormona tiroidea y se produce un aumento de adrenalina.
Otro aspecto a tener en cuenta es la vasoconstricción, uno de los mecanismos que el cuerpo tiene para defenderse del frío. Por ejemplo, cuando una persona mayor toma alcohol o alimentos muy condimentados, estos producen una vasodilatación, aumentando la sensación de calor momentáneo por el aumento del flujo sanguíneo a la piel pero, finalmente hace perder aún más calor corporal. Es por este motivo que estos alimentos o bebidas no están recomendadas.
Qué necesidades energéticas y nutricionales tienen los mayores
Al hacernos mayores, las necesidades energéticas disminuyen como consecuencia de un menor metabolismo basal, que utiliza un mínimo de energía para realizar las funciones vitales esenciales, y sobre todo, a una menor actividad física.
Teniendo esto en cuenta, para que la dieta sea equilibrada tendremos que tener en cuenta:
- Tomar cada día una dieta basada en un valor energético o calórico de 1.750- 2.500 kcal/día. Esto equivale más o menos a 30-35 kcal/kg de peso/día.
- Aporte energético compuesto en un 60% de hidratos de carbono, menos del 30% de grasas, 15% de proteínas, adecuado contenido en fibra (20-35 g), vitaminas, minerales (calcio de 1.200 mg) y líquidos.
Por qué es tan importante el ejercicio físico
Como podrás imaginar, cualquier tipo de dieta es mucho más efectiva acompaña de actividad física moderada, realizada de forma regular, siempre teniendo en cuenta las posibilidades de cada persona y protegiéndose adecuadamente del frío.
De esta manera, la actividad física puede contribuir a:
- Prevenir el sobrepeso, la osteoporosis y mejorar la capacidad cardiorrespiratoria y si es al aire libre a sintetizar también vitamina D gracias a la acción de los rayos ultravioleta.
- Preservar la pérdida de tejidos y funciones, disminuyendo la pérdida de masa ósea, los lípidos sanguíneos, la glucemia y el riesgo de diabetes.