Mañana entra oficialmente el verano, y con él las altas temperaturas y las olas de calor, que provocan un incremento de temperaturas, superando incluso los 40º C. Por ello, hoy queremos abordar en este post cómo deben enfrentarse mayores y niños a este fenómeno meteorológico para evitar golpes de calor.
Como ya hemos dicho en más de una ocasión, las personas mayores tienen más riesgo de sufrir un golpe de calor, ya que tienen menos sensación de calor y de sed, pudiendo derivar en una deshidratación y fallos en el funcionamiento del organismo (riñón, corazón, cerebro…).
En este sentido, es muy importante poder prevenir todas estas complicaciones originadas por el exceso de calor, siguiendo estas sencillas recomendaciones:
- Toma de manera regular agua y otros líquidos (zumos, infusiones, leche, etc.) aunque no se tenga sed y ni se realice actividad física. El consumo recomendable es de dos a tres litros al día.
- Evita el consumo excesivo de bebidas con alcohol, cafeína o con grandes cantidades de azúcar, ya que favorecen la pérdida de líquido corporal.
- También debes evitar la exposición al sol o realizar actividad física al aire libre en las horas de más calor (de 12:00 a 17:00 horas).
- Es conveniente mantener el hogar y las habitaciones ventiladas y fresquitas.
- Haz comidas ligeras que ayuden a la hidratación como ensaladas, frutas o verduras y eviten digestiones pesadas. Además, es recomendable hacer cinco comidas al día.
- Lleva ropa ligera, holgada y transpirable y accesorios que protejan del sol como gafas o gorro.
Qué hacer ante un golpe de calor
Cuando una persona está sufriendo un golpe de calor, los síntomas principales son la subida de la temperatura corporal, enrojecimiento de la piel, aumento de la frecuencia cardíaca, sensación de mareo, dolor de cabeza, náuseas y debilidad. Estos son lo signos muy frecuentes del golpe de calor y es vital reconocerlos rápido para actuar lo antes posible.
Mientras el paciente espera a ser atendido por el médico, es muy importante intentar bajar la fiebre con paños de agua fresca aplicados en la frente, nuca o en los pulsos. Además, se debe colocar a la persona tumbada con las piernas levantadas y darle de beber líquidos, por ejemplo una bebida isotónica.