Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad se ha casi triplicado desde 1975 y cada año se cobra miles de vidas, que se podrían evitar.
Hay dos conceptos relacionados con tener un peso superior al recomendado: el sobrepeso y la obesidad. Ambos tienen un punto en común, tener un peso superior al saludable según cada cuerpo, lo cual es perjudicial porque implica má riesgos de padecer patologías crónicas como la diabetes, enfermedades cardiovasculares, apnea del sueño o incluso cáncer. La diferencia es que en la obesidad el peso es mucho más elevado que en el sobrepeso.
Para medirlo, se tiene en cuenta el Índice de Masa Corporal (IMC), donde se calcula el peso en kilogramos y la estatura en metros, siguiendo la siguiente operación: IMC = Peso (kg)/Estatura (m)2
En el caso de que el resultado sea igual o superior a 25, se considera que se tiene sobrepeso; si es 30 o más ya es obesidad.
Dos de las causas principales de la obesidad son la mala alimentación y un estilo de vida sedentario. Estos factores están presentes en cualquier edad, incluida la vejez. De hecho, según la última encuesta del Instituto Nacional de Estadística sobre este tema, el 23,9% de las personas mayores de 65 años tenían obesidad en España y que el 44,8% sufría sobrepeso. Por tanto, estamos hablando de una patología que está muy presente en la vejez.
Tipos de obesidad
La acumulación de grasas más allá de las necesarias tiene efectos negativos, y mientras mayor sea, mayor son los riesgos. Es por eso que la obesidad se divide en cuatro grados:
- Obesidad grado 1. Es de bajo riesgo e implica un IMC de entre 30 y 34,9. También es conocida como tipo 1.
- Obesidad grado 2. El riesgo es moderado y el IMC es de entre 35 y 39,9.
- Obesidad grado 3. El riesgo ya es elevado. Este grado es conocido como obesidad mórbida. El IMC es de entre 40 y 40,9. A partir de este grado suele no ser suficiente una dieta y ejercicio, ya que el estómago suele ser demasiado grande y cabe la posibilidad de tener que reducirlo.
- Obesidad grado 4. Este grado corresponde a la obesidad extrema y el IMC es igual o superior a 50.
Recomendaciones para prevenir la obesidad
La regla básica para prevenir la obesidad es llevar a cabo una alimentación saludable y hacer un poco de ejercicio moderado cada día.
Una dieta equilibrada debe contener frutas y verduras principalmente, carbohidratos, fibra, grasas buenas y proteínas. También es importante no comer mucho más azúcar del que está naturalmente presente en los alimentos. Aun así, es recomendable acudir a un profesional de la nutrición.
Pero no solo la dieta es importante. También es vital moverse. Hacer ejercicio moderado como dar un paseo diario de 20 o 30 minutos y evitar el ascensor, por ejemplo, son rutinas suficientes para acompañar con la dieta.
Si quieres ayudar a una persona mayor con sobrepeso, convéncela para que te acompañe a hacer algún recado o la compra, da paseos o realiza ejercicios con ella, ya que la compañía siempre es más placentera que hacerlo en soledad. La socialización hace que estemos de buen humor, por lo que la persona mayor relacionará la actividad física con placer y cada vez se animará más a moverse.