Como seguro ya te habrás dado cuenta por las secuelas psicológicas que ha dejado el COVID-19, es igual de importante cuidar la salud física que la mental. Y es que, no solo hay que mantenerse bien físicamente, sino también mentalmente, ya que la posibilidad de padecer un trastorno mental a lo largo de la vida es 1 de cada 4 personas. Por ello, en Residencial Nodromar realizamos ejercicios y actividades con nuestros mayores para mejorar su salud mental y que se sientan válidos y con agilidad.

Según los expertos, las enfermedades más frecuentes entre las personas mayores son el Alzheimer, la depresión, el insomnio, o los trastornos de ansiedad, relacionados en mayor o en menor medida con la enfermedad mental.

Es difícil saber por qué sucede esto, pero una de las explicaciones se encuentra en que el cerebro, al igual que el resto del cuerpo, envejece, convirtiendo a estas personas en más vulnerables. A medida que crecemos, se producen más pérdidas, de seres queridos, del trabajo, de calidad de vida, etc., y esto requiere un proceso de adaptación que no todas las personas lo realizan de manera correcta.

Señales de advertencia

Existe una serie de señales de advertencia de que algo no está yendo bien en el campo de la salud mental de nuestros mayores. Hay que prestar atención a algunos aspectos que por considerarlos normales impiden la detección de trastornos a tiempo. También, debemos tener en cuenta la velocidad con la que se instauran los cambios, como por ejemplo los pequeños problemas de memoria que van apareciendo a estas edades.

No hay que olvidar que muchos suicidios se dan en jóvenes, pero la gran mayoría suceden en personas de edad avanzada. Los expertos sostienen que existen más intentos que acaban en muerte en mayores que en jóvenes y en la inmensa mayoría de los casos es porque hay detrás una depresión no detectada, normalizando, por ejemplo, que la persona esté callada, triste o que no se relacione.

Por ello, es importante no dejar que las personas mayores se automarginen, que sucede con mucha frecuencia, ya que no quieren ser un «estorbo» o una «carga» para sus familiares. Hay que animarles a que sigan manteniendo un papel activo en la estructura familiar.

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