En esta época del año nos encontramos frutas tan deliciosas como la sandía, el melón, las cerezas, el melocotón o el albaricoque, frutas más refrescantes y ricas en agua para, así, mantenernos hidratados los días más calurosos del verano.
Como recomiendan los expertos, lo ideal es comer siempre las frutas de temporada para aprovechar la máxima cantidad de nutrientes (vitaminas, minerales y fitoquímicos) y, al menos, tres piezas por día.
Si es posible, debes escoger frutas ecológicas porque tienen más nutrientes que las convencionales y, lo que es aún más importante, no contienen pesticidas ni otros químicos perjudiciales para la salud. Si no es posible, es preferible que comas la fruta sin cáscara, que es donde se concentran los químicos usados en su cultivo.
Con las altas temperaturas, las frutas con gran cantidad de agua como el melón y la sandía, son especialmente recomendables para mantenernos bien hidratados. Así, el melón aporta vitamina A y E, la primera ayuda a evitar la sequedad en las mucosas y en la piel, mientras que la segunda es un poderoso antioxidante que previene el cáncer y las enfermedades cardiovasculares. Además, es diurético y actúa como un laxante suave, por lo que elimina toxinas y ayuda a neutralizar la acidez.
Otro beneficio que aporta, es que previene las manchas en la piel gracias a la eliminación de toxinas, ya que muchas de las manchas se deben a la manifestación de esas toxinas que se encuentran dentro de nuestro organismo.
Por su parte, la sandía es buena por su poder refrescante y para el corazón, gracias a su composición a base de L-citrulina, que ayuda a relajar los vasos capilares y metaboliza la arginina, lo cual es muy positivo para el corazón y la hipertensión. La L-citrulina es perfecta para que los músculos se relajen y obtengan energía de nuevo, por eso, se recomienda tomarla después de hacer actividad física.
Las frutas, además de aportarnos una gran cantidad de vitaminas y minerales, son una enorme fuente de fitoquímicos, sustancias que poseen los vegetales y que tienen funciones de vital importancia para preservar nuestra salud. Por ejemplo, los carotenoides que poseen las frutas anaranjadas como melocotón, albaricoque y mango son antioxidantes, por lo que ayudan a cuidar la piel y nos protegen contra el cáncer, entre otras muchas funciones. Los diferentes fitoquímicos aportan diferente color a las frutas y verduras, de ahí la importancia de consumir frutas y verduras de colores variados.
Estas frutas tienen gran cantidad de fibra que nos ayuda a regular el tránsito intestinal, e incluso colabora para eliminar colesterol y también sustancias potencialmente cancerígenas presentes en el intestino.
Por otro lado, es preferible consumir la fruta con el estómago vacío, porque así es como mejor se digiere y, por tanto, cuando mejor sienta. Por ejemplo, en ayunas o a media mañana o a media tarde sería el momento perfecto, e incluso antes de comer o de cenar, pero nunca después de las comidas cuando el estómago está lleno.