Acabamos de entrar en el otoño y pronto comenzaremos a notar los primeros síntomas del resfriado, debido a la bajada de temperaturas, la creciente humedad del ambiente o los cambios bruscos de temperatura, que son la mezcla perfecta para favorecer la transmisión de infecciones respiratorias como el resfriado.
Los resfriados se originan por una infección de origen viral del sistema respiratorio, que produce congestión y dificultad para respirar, dolor de garganta, estornudos o secreciones nasales, entre otros síntomas más frecuentes.
Así que, para evitar que enfermes, te damos una serie de pautas o consejos que deberás tener en cuenta:
Lavado de manos: desde que convivimos con el COVID-19, el lavado de manos se ha convertido en una práctica habitual para evitar contagiarnos. Y es que, a lo largo del día, tocamos constantemente todo tipo de objetos, animales, alimentos, dinero, por lo que nos estamos exponiendo a multitud de microorganismos y gérmenes.
Ventilar los espacios: ventilar los espacios y las habitaciones será fundamental para evitar así la concentración de gérmenes y microorganismos.
Tomar vitamina D: el consumo de alimentos con vitamina D nos vendrá muy bien. Podemos encontrar esta vitamina en alimentos como los pescados azules, los champiñones o el queso. Además, cuidando una alimentación rica en vegetales, omega 3 y productos naturales, así como aquellos que tienen propiedades antibióticas, como la cebolla o el ajo, se protegerá al sistema inmune de cualquier infección.
Uso de pañuelos desechables: debemos utilizar pañuelos desechables para taparnos la boca al estornudar y así evitar esparcir los microbios; también tenemos que evitar el contacto con otras personas enfermas y no tocarnos la cara si estamos expuestos, ya que la nariz, los ojos y la boca son las partes del cuerpo más sensibles para la entrada de organismos nocivos.
Evitar el estrés: si sufrimos estados de ansiedad y estrés, nuestro sistema inmunológico podría debilitarse, y así bajar las defensas. Como precaución, es importante el descanso, estar relajado y dormir entre siete u ocho horas, así como realizar ejercicio físico de forma habitual.