Hay muchos mitos y creencias sobre cómo debe de ser la siesta para que sea reparadora y no nos levantemos peor que nos acostamos. Según señalan los expertos, para que una sea efectiva, no debe superar los 30 minutos.
Todos sabemos que la somnolencia aparece al medio día, unas ocho horas después de habernos levantado y suele coincidir con la sobremesa.
Si nos echamos una pequeña siesta de unos 30 minutos, estaremos mejorando nuestro rendimiento cognitivo y trabajaremos mejor, ya que fijamos nuestra atención.
Lo ideal es que durmamos en un sitio oscuro, ya se la habitación o el salón, debe estar a oscuras para ayudarnos a conciliar el sueño y permanecer en silencio. En cuanto a la posición, será mejor que estés tumbado que sentado, ya que es la posición natural para el seño.
Sobrepasar los 30 minutos de siesta suele ser contraproducente, ya que entraremos en una fase de sueño más profundo y nos levantaremos con embotamiento y dolor de cabeza. Además, podría enmascarar algunos trastornos del sueño.
Y es que, la siesta debe ser tomada como un descanso reparador, en ningún caso debe suplir la falta de sueño. Es muy habitual dormir menos de 8 horas diarias y quererlo compensar con una siesta al medio día. En estos casos, la somnolencia fisiológica se hace más intensa porque hay una deuda de sueño y el cuerpo pide más tiempo de siesta.
Por el contrario, no dormir la siesta no tiene consecuencias negativas. Hacerla depende de si la persona tiene tiempo, un lugar para hacerlo y si ha dormido bien esa noche.