La aparición de la soledad en la tercera edad

Para cualquier persona, la soledad es uno de los grandes enemigos del bienestar y más en el caso de nuestros mayores. Por ello, queremos ayudarte a que encuentres algunas vías de escape y entornos de apoyo para combatirla y recuperar las ganas de disfrutar la vida en compañía.

Para evitar la soledad, podéis leer algunos de los post que hemos elaborado sobre qué puedes hacer para divertirte, siete hábitos para vivir más y mejor, actividades al aire libre, cómo trabajar el deterioro cognitivo y el envejecimiento, o la importancia de las manualidades en la tercera edad.

Y es que, la soledad en la tercera edad no solo afecta al bienestar sino también a la calidad de vida, sobre todo emocional. En este sentido, la amargura y la tristeza les quita las ganas de vivir a muchos mayores que se sienten solos y debemos poner solución para que nuestros mayores recuperen las ganas de vivir.

Cuáles son las necesidades emocionales de las personas mayores

Podríamos decir que las principales necesidades emocionales de las personas mayores son la necesidad de estima y reconocimiento, es decir, necesitan sentir que forman parte de la sociedad y de su entorno cercano.

Por ello, es muy enriquecedor rodearse de gente más joven porque se sienten más vivos y más alegres, y necesitan convivir con personas de edades diversas, que aportan formas de ver la vida y experiencias de manera muy distintas a las suyas.

No obstante, suele ser muy frecuente que algunas personas mayores se sientan solas, porque no tienen familia, o sí la tienen, no existe buena relación y no reciben el cariño y la compañía que necesitan.

Por otro lado, la soledad también puede aparecer por los miedos y las inseguridades propias de la edad, o a causa de enfermedades crónicas que disminuyen la calidad de vida o les impiden desenvolverse por sí mismos.

En este sentido, es muy frecuente la aparición de sufrimiento después de la jubilación, debido al cambio de vida que implica la falta de actividad profesional, y porque perciben esta nueva situación como un aislamiento social por haber perdido también la relación que mantenían con sus compañeros de trabajo.

Por otro lado, la aparición de la pandemia de COVID-19 ha provocado que muchas personas mayores se hayan sentido aún más solas y aisladas, ya que son el grupo de población más vulnerable. Muchas familias están evitando al máximo las visitas a los abuelos, con el fin de protegerlos y con ello las demostraciones de afecto y cariño, como los besos, los abrazos o el coger la mano que tanto necesitan.

 

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